lunes, 28 de junio de 2010





.- Retorno al amanecer, mis pupilas se desvanecen & un grillo me comenta, la tormenta,
de la juerga anglicana celestial que devino de los pasos pre-nupcial.

Era Francia,¿ no?- claro, me respondió energico, cuando susurró mi sacrificio nazal.
Te parece conocido mi rostro,¿ no?- para nada dijo, mientras se alejaba tres centimetros, más allá.

Bebí el agua perteneciente a tus cenizas, ese era el recuerdo más fiel que qedaba en la plantilla de mi vida.
Me levante desafiante, dispuesta al paseo de campo junto a los ociosos que admiraban la belleza divina de tú escultural figura y penetrantes flores del mal que exalan tú declive ítimo, junto a mis sueños de países lejanos.

En mi pecho nacía amor, del más claro color del hierro cálido & secreto, adormecida por el estruendo de los vientos, posiblemente me observó desde las rosas, con un revuelo sutíl, el grillo, que con su luz desperto todo ensueño fundido en el mar de ilisuiones, dirigió su paso ante mis ojos, ciño su cuerpo como un congojo, & mis ojos átonitos despertaron despertaron el despliege más febríl de otoño :

---> 1. Mis labios destellaban, la armonía de un poeta
-->2. Mis manos plapitaban, por crear el presagio de blandas melodías al altar
->3. Mi corazón proclamó dos veces, tú amor

Sin más la naturaleza imnotica de tú cesar contribuyó a mi desecho posterior, no es que me hayas abandonado , ¿no?: afirmó el grillo desde su tenor.
No es que me haya enamorado ¿no?: afirmé yo desde mi interior.

Su luz me consumió desde el primer día, fue un sueño feliz, Cree: que ese día me senté junto a Dios y le platique que allá más arriba del sol creen que la cara celestial de las sombras se debe a un hombre divino que siente y besa mejillas, sereno me miró y me dijo: que imbéciles son.
Desde ese momento mi texto latino, olvido su analogía y pensó en la angustia que no existía, mientras ella imprimía su mortal gratitud.

Me hizo suya fuego fatal. .. desconcertada regrese junto a mi pie atrofiado de realidad sedienta y generosa, una jovial meretriz me diluyó la gran herida en mi pecho y apareció por una orden obscena de ingenuidad, su boca húmeda y orgullosa al lado de la ciudad de París. Ahí en frente, olvidadas ya las penurias, la esperanza volvió a triunfar y el enemigo fugaz, entre el arte y las llagas se hizo fatal.


28-09-2010

No hay comentarios: